Con más que tristeza, con verdadero dolor, recibí el sábado día 9 de julio que el día anterior, viernes, había fallecido un gran hombre, una gran persona, vinculada al Grupo Social ONCE desde su juventud, Fernando Martínez Garrido. 

 

Fernando era todo un personaje al que yo quería con locura y me consta que él también me tenía un especial cariño cuando era mi director general en Fundosa Social Consulting, luego FSC Inserta. Aunque Fernando era de los que quería y se hacía querer por todo el mundo dada su bonhomía, humildad, sencillez, cercanía, capacidad de trabajar en equipo y, al mismo tiempo, dejarte trabajar, era esa persona que conocías y con la que, en un menor espacio de tiempo, mayor cariño mutuo conseguías. 

 

Humanista donde los haya, correspondiente a su formación como licenciado en Filosofía y Letras, Fernando era de las personas ciegas que más han contribuido, externa e internamente, a hacer grande a la ONCE sin ningún tipo de ruidos. Sereno y equilibrado no necesitaba de alharacas para dejar impronta. Con una memoria prodigiosa, y como buen ratón de biblioteca, se sabía al dedillo, mejor que nadie, todos los detalles de la fundación de la organización el 13 de diciembre de 1938, en Burgos.

 

El bueno de Martínez Garrido apostó desde siempre muy fuerte por la cultura dentro del Grupo Social ONCE. Lector empedernido —tenía una facilidad pasmosa para leer en Braille— gestionó la vieja biblioteca de la ONCE e impulsó el libro hablado como medio para que los afiliados del grupo tuviesen a su alcance esta herramienta para una mejor formación cultural.

 

En 1995 coordinó la carpa con la Exposición Itinerante “Un mundo de todos” de la ONCE, con toda clase de contenido técnico y social para sensibilizar sobre las problemáticas de las personas ciegas, recorriendo durante 2 años, hasta 1997, 40 ciudades españolas en las que él, como persona, también dejó impronta en tanta gente con la que se relacionaba. Pero antes fue director de las Bibliotecas Braille y Sonoras de la ONCE, entre 1983 y 1989; Jefe de Biblioteca de Fundación ONCE; dirigió la revista infantil Trastos y, posteriormente, consejero delegado de Fundosa Social Consulting —donde tuve la inmensa fortuna de conocerlo— y secretario general FSC Inserta. Toda una vida dedicada al Grupo Social ONCE.

 

Yo, vuelvo a repetir, lo quería con adoración porque se lo merecía. Y de hecho, porque para mí las personas aún son más personas cuando han dejado de tener una responsabilidad sobre ti. Así, desde que me jubilé en 2012 hablábamos en varias ocasiones al año para interesarnos sobre nuestra situación y la de nuestras respectivas familias. Bien es cierto que hacía tiempo que no hablaba con él porque ya no atendía las llamadas y alguien me dijo que estaba malito. 

 

Recuerdo con especial fruición, porque el trabajo también hay que compatibilizarlo con ciertos momentos de ocio, cómo en una de sus visitas a la Dirección Territorial de FSC Consulting en Valencia, siendo yo director, nos fuimos a comer a la playa de Pinedo y por el camino puse en el coche música de los 70, que a él le encantaba, y juntos íbamos cantando las canciones que sonaban. Porque Fernando, además de trabajador, serio y riguroso, también era un enamorado de la vida con su ceguera siempre en segundo plano. Qué pedazos recuerdos más bonitos tengo de él y de nuestras reuniones que nadie me puede robar. Y me duele saber que ya no voy a escucharle eso de: “Niño, ¿cómo estás?” Descanse en paz esa bellísima persona, de corazón agigantado, siempre dispuesto a ayudar a quien pudiese, que era Fernando Martínez Garrido.